Sube de la torre, baja de la torre.


Yo no soy una pendeja de mierda
Una torre es un edificio fuerte, de mucha más altura que superficie, que sirve para defenderse de los enemigos y así, preservar una ciudad o una plaza.
La cuestión es: ¿Cómo hacer para bajar de la torre? Es conocido que en la creencia oriental, todo estado de bienestar es acompañado por un posterior estado de desbastador pesimismo y así se sucede la dinámica vital. Tal vez en occidente uno pueda tomar más decisiones al respecto. Sujetarse o desatarse ;) Casi como cuando Madonna eligió besar a Britney y no a Christina. O, mejor dicho, besar a Britney de verdad. Acaso ese puede llegar a ser el hito final de Britney (después se rapó, se hizo budista, engordó)
Sube de la torre, baja de la torre se trata de nuestro más humilde homenaje a las hermanas Bolena: no somos los favoritos pero queremos ser tu hermana favorita.
Ana Bolena tuvo un título de hombre: fue el primer marqués de Pembroke. También fue la segunda esposa del Rey Enrique VIII y la madre de Elizabeth. Sin embargo es popularmente conocida por haber sido decapitada bajo acusación de adulterio, incesto y traición.
El mito se acrecienta: existían rumores de que Ana sufría polidactilia (seis dedos en su mano izquierda, por entonces considerado un signo del diablo) y una marca de nacimiento o lunar en el cuello, que siempre cubría con una joya. De encanto exacerbado, se negó a convertirse en amante del Rey. Rechazó las propuestas iniciales > “suplico a su alteza muy seriamente que desista, y a esta mi respuesta en buena parte. Prefiero perder la vida que la honestidad.” El Rey se sintió más atraído aún hasta proponerle matrimonio y ella, aceptar.
Contemporáneamente, vivía María Bolena, que también deseaba tener una intensa relación con el Rey (y que de hecho, tuvo). Al aparecer Ana (que antes se hallaba en los países bajos, para su educación) María desiste de la empresa (el Rey también desiste de la empresa). En 1534, María se casó en secreto con William Stafford, un plebeyo sin rango y pobres ganancias. Debido a estas características, los historiadores sospechan que fue un matrimonio por amor. Cuando esto fue descubierto, la pareja fue desterrada de la corte.
Hoy más que nunca, nos sentimos muy atraídos a Inglaterra. Nuestro elemento masculino está en Londres. Creemos fervientemente que aún no nos abandonó. Es una verdad que los británicos son gente inhibida que sufre a la hora de relacionarse[i], leí.
Espero que el Bicentenario nos encuentro revolucionados (no es lo mismo ser independiente que ser rebeldes) y tomando el camino de las torre, derecho derecho, como en el ajedrez.




CC Lavardén, Rosario.
2010