(…)
Pero también, hay que decirlo, el lazo de la fraternidad entre los dostreshermanos estaba hecho de algo más poderoso aún. Su trabajo se confundía a tal punto, sus ejercicios se mezclaban tanto, y lo que hacían parecía pertenecer tan poco a uno de ellos en particular, que los aplausos se dirigían siempre a la asociación, y nunca se separaba a la pareja en el elogio o la crítica. Es así que estosdostres seres habían llegado a no tener, entre los dostres –y esto constituye un caso prácticamente único en las amistades humanas- más que un solo amor propio, una vanidad, un orgullo, que era herido o halagado a la vez en los dostres.
Edmond de Goncourt, Les Frères Zemganno, Èditions Slatkine, “Fleuron”, 1879.
Expotrastiendas 2011
♥♥♥